Después de que la recesión y la crisis de la vivienda golpearon San Francisco, California en 2008, Sarah Silva se encontró a sí misma y a su familia de vuelta en su estado natal de Nuevo México y en el mismo condado en el que creció - Doña Ana. Sus creencias y convicciones dentro de su fe la impulsaron a querer ayudar a la gente de su comunidad, y lo hizo a través de sus esfuerzos en el ministerio universitario.